AMIGA MIA
Amiga mía, despiértate de tu largo sueño
levántate de tu salitroso lecho
deja tus despojos y vístete con las luces del alba
Ven conmigo subamos a los ripios como antes
invítame a tu pasado dormido que estoy ansiosa de el
Cuéntame de tus penas y alegrías
y yo mi buena amiga te confidenciaré las mías
Despleguemos las alas de nuestra fantasía
y volemos por cielos infinitos.
Sentémonos en una mullida nube
y desde allí contemplemos nuestra solitaria pampa
Cubramos su desnudez con un verde manto de esperanza
Poblémosla de gente, de casas con humeantes cocinas de barro
de alegres niños correteando por las calles polvorientas
Impregnémosla de bellas melodías del ayer, de aquellos boleros
que cantaba lucho Gatica nuestro amor compartido
el que nos hacía sufrir en silencio sin llanto ni gritos histéricos
Hagamos renacer el amor bajo los pimientos de la plaza
y en cada esquina que antes nos sirviera de escondite
para las citas furtivas de todos los enamorados
Amiga mía desde nuestra nube de ensueño
encendamos las apagadas chimeneas
pongamos en marcha la maestranza, la casa de máquina,
la casa de fuerza, echemos a andar los trenes, abramos la pulpería,
el hospital, la escuela y todo centro laboral
despertemos con una tronadura las abandonadas calicheras
Saturémonos de aquel pasado de juvenil ensueño
corramos hacia el teatro llenémoslo de público
Abramos el telón y saludemos con una graciosa venia
verás como nos silban y admiran nuestra belleza como ayer
Presentémosle la obra ”Cuando los hijos se van”
o “la Dama de las Camelias” o quizás “Chuquicamata”
y como siempre tú serás la primera actriz
Tras el último acto nos aplaudirán a radiar
se abrirá de nuevo el telón y todo el elenco
recibiremos de nuestro querido público una gran ovación.
G I N A
SEMBLANZA DEL PADRE PAMPINO
Cuando el sol se oculta en el horizonte
y el crepúsculo extiende su mágico velo sobre los hombres
al salir de tu trabajo, te veo regresar exhausto a tu hogar
Tu rostro denota el cansancio, tus hijos te divisan desde lejos
y dejando sus juegos alborotados salen a tu encuentro
y entonces un beso, una caricia de ellos bastan
para que se produzca el milagro, y tu rostro fatigado se ilumina
y en tus labios resecos por el sol y la tierra calichosa del desierto
se dibuja la más hermosa de las sonrisas, aquella que deja traslucir
el más maravilloso y bello de todos los sentimientos el Amor
Y tus hijos saben, que este sentir es recíproco
ellos también te aman y comprenden tu sacrificio
Tus curtidas y ásperas manos los acarician
y ese contacto de padre e hijo se vuelve suave, dulce y tierno
El cansancio desaparece y tus fuerzas se renuevan
para emprender la nueva jornada que te aguarda el siguiente día.
La remuneración es exigua, es cierto no puedes darles todo lo que tu quisieras,
no obstante, dentro de todas tus limitaciones eres inmensamente feliz.
Cuando te sientas con tu mujer y tus hijos alrededor de tu mesa
olvidas el mundo exterior y ese pan ganado con el sudor de tu frente compartido con amor
sabe al más exquisito de todos los manjares de este mundo.
Hombre pampino permíteme en memoria de mi padre ausente
rendirte este homenaje que nace de un corazón
el cual lleva plasmada la imagen de un padre excepcional.
G I N A
PAMPA
No sé que misterios escondes, ¡OH pampa!,
que te metes en el corazón del que pisa tu calichoso suelo
Lo subyugas, lo cautivas, lo encadenas para siempre a ti
Quién vivió en tus áridas llanuras no podrá ya jamás olvidarte
aunque esté en una bella ciudad, sus calles pavimentadas
no podrán hacer que olvide tus polvorientas callejuelas.
Sus modernas casas y arquitectónicos edificios
no lograrán borrar de su mente tus sencillas y pequeñas casas
que otrora lo cobijaron. O si se encuentra a orillas del mar
contemplando como revientan estruendosas las olas sobre las rocas
vistiéndolas de blanca espuma, allí estarás tú en sus pensamientos.
O si en el campo disfrutando de los bellísimos paisajes
que éste ofrece con sus hermosos ríos, valles y lagos
con sus amaneceres impregnado de dulces trinos de alegres avecillas
que son una verdadera fiesta.
Admirando sus cerros alfombrados de generosa vegetación
espacios que el Supremo Creador ha llenado de belleza y encanto.
En un lugarcito de su corazón siempre estarás tú
como diciéndole yo también soy parte de la creación de Dios
y no soy menos hermosa que todo lo que tú admiras
entonces en su mente aflorarán más nítidos los recuerdos
de aquellos cerros desnudos pero hermoso, de mil colores y tonos
de formas variadas y asombrosas contrastando con el límpido azul
de tus cielos que no recuerda haber visto otros más bellos
Piensa en tus noches estrelladas, las más fantásticas
que sus ojos han admirado y se da cuenta, que se enamoró de ti.
G I N A
LOS MUERTOS DE MI PAMPA
Yo evoco a los muertos de mi pampa
a los que en ella se durmieron para siempre
abrazados a esta tierra calichosa
de viento quejumbroso y de sol candente.
Solitario camposanto de la pampa
mudo testigo del dolor y desaliento
de deudos de rostros demacrados
delatores de su amargo sufrimiento.
Al mirar tus cruces y rejas destruidas
por la acción del tiempo inexorable
pienso en la pena e impotencia
tras el último adiós inconsolable.
Medito en tantas vidas extinguidas
que se apagaron cual cirios macilentos
y en las lágrimas de parientes y amigos
que bebió con avidez tu sediento suelo.
Ya no hay más lágrimas amargas
y el rictus de dolor ha desaparecido
la pena a la resignación cedió el paso
pero jamás al abandono y al olvido.
G I N A
DUERME PAMPA MÍA
Duerme, duerme pampa mía
que el viento vela tu sueño
Pampa triste y dolida
al llegar el nuevo día
el sol te cubrirá de besos
más tú seguirás dormida.
En amarga despedida
tuvimos que alzar el vuelo
cual errantes golondrinas
y tú quedaste sumida
en ese letargo eterno
tras nuestra penosa partida.
Tus pimientos casi sin vida
gimen ya sin aliento
en su triste agonía.
Se fueron sus avecillas
alejándose de ese desierto
que antes fuera su alegría.
Y en esa fugaz huida
se llevaron un concierto
de trinos y poesía,
las estrellas conmovidas
te dirán en sus destellos:
“Volverán algún día”.
Yo, siempre te siento mía
y estás presente en mis sueños
despierta y también dormida.
Duerme, duerme pampa mía
que quizás sean nuestros nietos
los que te vuelvan a la vida.
G I N A
PAMPA AMADA
Cómo olvidarte pampa amada,
si yo soy parte de tu historia,
de tu grandeza y de tu gloria,
que se sumergieron en la nada.
Tus faenas han fenecido,
sólo se oye la voz del silencio
y el ruido del viento travieso,
que más parece un gemido.
Al verte tan triste y desolada
mi corazón se hace trizas,
se me escapa la sonrisa,
se me nubla la mirada.
Tus calicheras están silentes,
tus chimeneas han desaparecido
y el bullicio de tu gente
de pronto ha enmudecido.
Mi mente te revive por las noches,
aquellas en que el sueño se me ha ido.
Te veo ante mí como un fantoche
y pensando en ti me he dormido.
G I N A