Se ha dicho innumerables veces que la gente de la pampa no puede esconder su origen o mejor dicho no puede ocultar su paso por el desierto. El propósito de esta página, es la voz de dos mujeres pampinas, quienes relatamos con frases sencillas y comunes nuestras memorias y vivencias en diferentes épocas y oficinas de las salitreras en la Segunda Región, para dejar testimonio de todos nuestros momentos gratos vividos en estos lugares; que tal vez, jamás vuelvan a repetirse en la historia nacional, porque aunque nuestro país logre vender nuevamente salitre, el famoso Oro Blanco, en tales cantidades como en un pasado glorioso, es posible que nadie vuelva a establecerse en una oficina, y es muy difícil que se creen pueblos alrededor de los yacimientos salitrales nuevamente. Además, ha sido nuestro anhelo unirnos al deseo de todos nuestros hermanos pampinos, el de mantener vivo el recuerdo de unas de las épocas más importantes de la historia de Chile.
Mi querida madre, doña Virginia Arévalo Olivares (Gina), quien en su sentir, al recordar a su añorada salitrera se inspiró para escribir versos que luego tornó en hermosos poemas en homenaje a su inolvidable pampa. También escribió sobre situaciones y recuerdos vividos en las oficinas "Chile" y "Alemania", eso sí, con la triste realidad que de estas salitreras casi no quedan rastros, es por eso que en sus poemas siempre refleja un sentimiento de nostalgia y añoranza por su entrañable tierra.
Pampa Amada
Wilma Segovia Arévalo