A partir de 1872, se inician los descubrimientos de yacimientos salitrales en Aguas Blancas y Taltal, es la única región salitrera chilena de la época, zona que marca el límite sur de la pampa salitrera. Estos yacimientos dieron origen a muchas otras oficinas, como Luisa, Florencia, Lautaro, Atacama, Catalina, Central, Porvenir, etc. Las grandes instalaciones de las oficinas “Alemania” y “Chile”, ubicadas casi frente a Taltal, se levantaron años después. Los yacimientos salitrales que originaron el cantón de Taltal se ubicaban al noreste de la ciudad de Taltal, y lo conformaban 34 oficinas y algunas otras que no fueron construidas; entre las grandes e importantes estaban: Santa Luisa que contaba con 1400 trabajadores, Flor de Chile con 400 trabajadores, la Chile con 600 trabajadores, la Alemania con 700 trabajadores, J.A. Moreno ex Laguna, Caupolicán ex Alianza con 950 trabajadores, y algunas pequeñas, pero importantes también como Esperanza ex Julia con 250 trabajadores, Esmeralda con 150, San Pedro con 100 trabajadores. La oficina más grande del cantón fue Santa Luisa, ubicada a 81 kilómetros de Taltal. La mayoría de las oficinas cambiaban de capitales y en algunos casos de nombre, muchas tenían pequeñas escuelas, teatros, sala de bolos, hospitales, pulperías. Algunas poseían aeródromos, canchas de futbol y basquetbol, y posterior a su fundación prefecturas de carabineros.
Al tiempo que en Tarapacá estaba en pleno funcionamiento una cada vez más prospera industria salitrera, el distrito de Taltal era uno de los últimos en poner en marcha el aprovechamiento del salitre. Los primeros reconocimientos de terrenos salitrales, realizados por exploradores-empresarios como José Antonio Moreno y Daniel Oliva, estaban fuertemente motivados por el atractivo modelo de negocio habilitado en Tarapacá, al punto que el mismo gobierno incentivó el aprovechamiento privado del salitre enviando expediciones y proyectando puertos de embarque. Cuando se produjo el primer embarque de salitre en el Cantón de Taltal en Caleta Oliva, entonces comenzaba a establecerse una embrionaria población en el Puerto de Taltal así como en la pampa del interior, donde las primeras explotaciones salitreras empezaban a tomar forma. Sin embargo, este prometedor comienzo contaría con múltiples obstáculos. Uno de ellos, patente en las primeras exploraciones, fue la dificultad de encontrar agua en el árido desierto. A ello se sumaba la ausencia de vías férreas para el transporte del salitre hacia los puntos de embarque. En medio de este panorama el gobierno chileno impulsó en 1880 un impuesto, válido para todos los distritos salitreros, aunque se exceptuaría en el primer año de promulgación a los recientes distritos de Aguas Blancas y Taltal. De todas maneras, la aplicación del impuesto, los encarecidos costos de producción y la ausencia de ferrocarril, conspiraron para un estancamiento de la actividad salitrera durante diez años. En ese periodo, de 21 oficinas sólo dos mantuvieron actividad permanente. Esta paralización generalizada tuvo como consecuencia que la mayoría de las propiedades pasaran a sociedades extranjeras. Mientras tanto, millares de trabajadores y sus familias desalojaban los campamentos pampinos, para deambular hacia otras faenas salitreras, regresar a sus tierras de origen o vagar sin destino claro, experiencias que se repetirían una y otra vez en la vida del salitre.
Si bien el desarrollo de la extracción salitrera se realizaba en paralelo a otras ramas de la minería -como las del cobre, plata, oro y plomo-, el auge demográfico, comercial e industrial experimentado por Taltal a inicios del Siglo XX se debe principalmente al impulso de la explotación del Nitrato de Sodio. Esta conexión se hará notoria en el profundo impacto en el devenir de Taltal que tendrá la declinación del ciclo salitrero desde 1914 en adelante, proceso que se radicalizará en 1930. La habilitación del Ferrocarril en 1882, propiedad de The Taltal Railway Co., permitió salir de la paralización inicial a las oficinas del Cantón de Taltal. El ferrocarril, que en sus primeros años alcanzaba hasta la estación de Refresco, incentivó un notable incremento en los descubrimientos mineros, así como en la actividad salitrera. Hacia 1900, ya se contaba con Ferrocarril hasta Cachinal, y Taltal contaba con cinco oficinas -tres en funcionamiento- y era responsable del 6% de la exportación nacional de salitre.
(63 Bermúdez, O. Breve historia del Salitre: Síntesis histórica desde sus orígenes hasta mediados del Siglo XX, Santiago, Ediciones Pampa Desnuda, 1987. 64 Bermúdez, O. Historia del salitre, Santiago, Ediciones Pampa Desnuda, 1984. 65 Bermúdez, O. Historia del salitre desde la Guerra del Pacífico, 1879 hasta la Revolución de 1891, op. cit. 66 Ídem. 67 Ídem. 32)