Hoy, después de varios años, desde que las oficinas salitreras se cerraron por la aparición del salitre sintético, sólo quedan ruinas de ellas, viejos muros que son testigos mudos de otrora vida, paredes derruidas que si tuvieran vida nos contarían un sin fin de cosas ocurridas en aquel entonces. Exceptuando las oficinas “María Elena”, que aún permanece en actividad, y “Pedro de Valdivia” que aunque ya cesaron sus funciones, sigue conservando la mayoría de sus casas y edificios en pie; esto es gracias a la intervención que hizo el Gobierno de Chile al declararla “Monumento Nacional”, (conforme a la Ley Nº 17.288, estas dos salitreras se encuentran bajo la protección del Estado por su interés histórico) para así protegerla de gente mal intencionada, que sin escrúpulo alguno la estaba destruyendo para beneficio propio, sin el más mínimo respeto al sentir de todos los chilenos que en verdad sabemos lo que significan estas valiosas Oficinas, que en otro tiempo proveyeron grandes recursos a nuestro querido país.
En octubre del año 2006, tuve la gran alegría de visitar mi tierra natal oficina "Pedro de Valdivia". Caminar por sus calles nuevamente fueron momentos muy emocionantes, porque es la tierra que me vio nacer y crecer. Fue maravilloso recorrer tantos lugares como la casa donde me crie, el barrio donde corría y jugaba cuando niña, el hospital, y la maternidad donde nací, la escuelita donde aprendí a leer y a escribir, la pulpería y el mercado donde solíamos ir de compra con mi madre, el teatro, la pequeña plaza con sus entretenidos juegos, como los columpios, las montañas rusas, los patos mecedores, etc. ¡tengo tan bellos recuerdos de ella!, desde allí podíamos observar las grandes tortas de ripios, y cuando aún yo era pequeña, siempre para el día 31 de diciembre de cada año, sentada sobre los hombros de mi padre, esperaba ansiosa contemplar los salitrones que eran encendidos sobre estas gigantescas tortas anunciando la llegada del nuevo año. En esta placita también en cada Fiestas Patrias, con las tenidas nuevas que mamá había confeccionado para mí y mis hermanos, disfrutábamos junto a nuestros padres, mirando el flamante desfile dieciochero.
Estos lugares trajeron tantos hermosos recuerdos a mi mente, la que por un momento hizo revivir esta ahora desolada Oficina, llenándola de gente, de personas que iban y venían, de voces y risas de niños jugando, y del infaltable ruido de la planta procesadora trabajando que se escuchaba desde lejos. Me acordé hasta de los entretenidos paseos que con mi familia hacíamos al río Loa los días de fiestas, y de los fantásticos viajes que realizábamos a Taltal cuando íbamos a visitar a la abuela materna, con mi madre y mis hermanos, a veces nos embarcábamos en un camión u otras veces tomábamos el tren, ese tren que como pequeña al verlo me parecía un monstruo por su tremenda locomotora que echaba humo. ¿Cómo olvidar la hermosa estación Catalina?, si muchas veces estuve jugando en sus andenes, y viví en ella mis fantasías de niña, ¡no!, no puedo olvidar esos recuerdos tan gratos, porque están plasmados para siempre en mi mente y en mi corazón. ¡Cómo quisiera volver a los tiempos aquellos!, pero ya no están, porque se fueron, y con ellos se llevaron mi linda infancia, también se fue con ellos la vida de estas inolvidables salitreras.
Wlma Segovia Arévalo
Mapa Región de Antofagasta
Ubicación de algunas oficinas salitreras del Cantón del Toco. Entre ellas "María Elena y Pedro de Valdivia"
"La sociedad Anglo-Lautaro, formada por Guggenheim y la industria chilena, impulsaron las dos mayores salitreras mecánicas, "María Elena" y "Pedro de Valdivia", cuya explotación y extracción fueron mucho más modernas y económicas. En 1925, los Guggenheim construyeron la salitrera "María Elena" en la provincia de Antofagasta. La construcción de la oficina salitrera "Pedro de Valdivia" fue la última en levantarse, se inicia el 5 de enero de 1930. Y su primera elaboración de salitre se produce el 6 de junio de 1931, quedando dicho día como el 'Día de Pedro de Valdivia', declarado por resolución comunal, el cual se celebra cada año, el día domingo más cercano a ese día. Ese día hay una gran afluencia de público, ex trabajadores y sus familias, turistas y visitantes recuerdan su historia y festejan con bailes. La única salitrera que ha sobrevivido hasta hoy es "María Elena", "Pedro de Valdivia" fue cerrada en 1996".
Oficina Pedro de Valdivia
Pedro de Valdivia está ubicado en el Llano de la Paciencia, dentro del cantón El Toco, a 100 Km del puerto de Tocopilla y 160 de Antofagasta. Esta oficina operaba con el sistema Guggenheim, por lo que la intensidad de sus faenas requirió más de 2.000 trabajadores para comenzar la explotación, sumando 11.000 en la década de 1960. Tenía más de 1.500 viviendas, divididas en residencias para solteros, administradores y para familias de obreros.
La morfología de esta oficina se asemejaba a una "L", tal como las ciudades industriales, se trataba de incorporar la zonificación o distribución funcional del asentamiento. El centro comunitario era la plaza, que poseía un kiosco en cada esquina, y uno principal en el centro, en el que tocaba la banda de músicos. Al costado de ella se situaba la escuela pública, que abrió en 1934. La oficina también contaba con canchas deportivas, piscina, cine-teatro, pulperías, hospital, edificio de correos y carabineros, y otras oficinas donde funcionaban clubes sociales y sindicatos.
Pedro de Valdivia perteneció en sus inicios a la empresa Lautaro Nitrate Co. Ltd., la que en 1950 se fusionó con Anglo-Chilean Nitrate Co., generando una nueva compañía llamada Compañía Salitrera Anglo-Lautaro. A fines de la década del '60 pasó a propiedad del Estado, a cargo de SQM. En 1988 se privatizó nuevamente, cerrando sus puertas en 1996.
(Feliú, 1999: P. 33).